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Durante la crisis de 2001 se registró una cifra similar
Las elecciones del domingo pasado arrojaron, además de ganadores y perdedores, un dato llamativo: el 38,89 por ciento del padrón de 26 millones de ciudadanos no votó a ninguno de los muchos candidatos a diputado y a senador nacionales.
Ese índice es apenas superior al que se registró en las elecciones legislativas de 2001, cuando la Argentina estaba al borde de precipitarse a una de sus más severas crisis institucionales.
En una jornada durante la cual, como informó La Nacion ayer, la concurrencia a las urnas tocó el piso de 70,75%, el nivel más bajo desde 1922 –el pico se alcanzó, con el 91%, en la elección de Arturo Frondizi, en 1958–, el 12,22% de los electores que sufragaron (8,64% del padrón) lo hizo en blanco o anulo su voto.
El índice de voto en blanco para elegir senador por la provincia de Buenos Aires, de 8,39%, fue el más alto de los ocho distritos en los que se dirimían cargos para la Cámara alta. Y los votos en blanco para diputados nacionales alcanzaron el 9,63% en todo el país.
El 2,25% de los ciudadanos emitió el domingo sufragios nulos, es decir, inutilizó la boleta o colocó en el sobre papeles que no son los oficializados para el acto electoral.
Este registro está lejos de la expresión del llamado “voto bronca” de 2001, que fue del 10,5%, pero bastante por encima del nivel histórico, que se ha mantenido en el uno por ciento. Ni los esfuerzos dialécticos que hacen los candidatos en la campaña electoral ni los millones de pesos que gastan en sus campañas parecen suficientes, de acuerdo con estas cifras, para motivar a los ciudadanos.
Si, como surge de cálculos realizados sobre datos oficiales del escrutinio electoral, votó afirmativamente a algún candidato el 62,11 por ciento, hay casi un 37,89 por ciento de los ciudadanos empadronados que no se siente representado.
Ese sería el problema que encuentran quienes no concurrieron a las urnas (29,25 por ciento del padrón) y quienes participaron pero depositaron el sobre sin boleta alguna (voto en blanco) o invalidaron su voto al introducir papeles en los sobres que no son las listas oficializadas (voto nulo, que se practica, por ejemplo, postulando a Gaturro o a algún prócer).
Voto obligatorio
Seguramente hay muchos motivos para no votar: cansancio, ocupaciones, descreimiento, imposibilidad de pagar el traslado al centro de votación, etcétera. Pero también es cierto que el número de ciudadanos que no se expresaron afirmativamente en favor de algún partido es llamativamente elevado si se tiene en cuenta que en nuestro país el voto es obligatorio, según lo establece la Constitución nacional.
Ayer, LA NACION anticipó que el domingo último el índice de concurrencia a las urnas bajó al 70,75 por ciento y cayó por debajo del 71,6 registrado en 2003.
El registro de concurrencia a sufragar del domingo último es la marca más baja de la historia argentina desde las elecciones presidenciales de 1922, cuando concurrió a depositar su voto tan sólo el 55,5 por ciento de los ciudadanos. Desde entonces los índices fueron cayendo. Pero el cuadro de desánimo se agrava si se agregan el voto en blanco y el nulo.
Pico histórico
Según un análisis del Centro de Estudios Nueva Mayoría, que conduce Rosendo Fraga, el pico histórico de voto en blanco se produjo en 2003. Mientras en 1983 el voto en blanco fue del 5,6 por ciento, para trepar al 7,5 por ciento en 1995, en las elecciones legislativas celebradas en 2003 el índice se disparó al 10,5 por ciento.
En las elecciones celebradas el domingo último hay que hacer una distinción: el voto en blanco fue más alto en el recuento de diputados que en el de senadores. Es decir que hubo gente que votó para senadores y que cortó boleta y no puso ninguna lista de candidatos a diputados.
En las ocho provincias en que se votó para senador nacional -Buenos Aires, Formosa, Jujuy, La Rioja, Misiones, San Juan, San Luis y Santa Cruz- el voto en blanco alcanzó el 4,25 por ciento de los electores.
Se podría suponer que la tensión que alcanzó la confrontación en algunos distritos iba a inclinar el voto en favor de uno u otro candidato. Pero llama la atención el registro de la provincia de Buenos Aires, donde, a pesar de la disputa trabada entre las senadoras Cristina Fernández de Kirchner e Hilda "Chiche" Duhalde, el voto en blanco alcanzó el 8,39 por ciento. Los índices de voto en blanco, por distrito, fueron: Buenos Aires, 8,39; Formosa, 3,78; Jujuy, 3,39; La Rioja, 3,16; Misiones, 5,82; San Juan, 2,86; San Luis, 4,28, y Santa Cruz, 2,32.
En tanto, en la elección de diputados nacionales el promedio de voto en blanco fue de 9,63 por ciento.
Un índice elevado se registró en la provincia de Buenos Aires (9,43 por ciento), La Rioja (8,19 por ciento) y Santa Fe (8,24 por ciento). Curiosamente, ésos son algunos de los distritos donde la tensión política alcanzó el pico más alto, a raíz de las expectativas depositadas por el Gobierno. En la Capital Federal, el índice se mantuvo bajo (2,4 por ciento). La sociología dirá si hay una relación inversa entre la saturación que producen las campañas y el grado de interés y paciencia de los electores.
Pero el pico de votos en blanco se registró en Neuquén, con el 27,34 por ciento: allí, el Movimiento Popular Neuquino (MPN) consiguió 85.700 votos, mientras que el voto en blanco quedó segundo, con 68.533 sufragios, y el Frente para la Victoria, tercero, con 61.200 votos.
La mayor expresión
Luego de una primera señal de alarma en 1997 (4,1 por ciento), la mayor expresión del voto nulo se dio en las elecciones legislativas de 2001, cuando alcanzó en todo el país el promedio del 10,1 por ciento, y por la gran repercusión, en pleno auge de la consigna "que se vayan todos", fue bautizado "voto bronca" . Poco después de esos comicios el gobierno de Fernando de la Rúa llegó a su fin.
En las últimas elecciones, los valores volvieron a caer, pero quedaron en un promedio de 2,25 por ciento: fueron nulos el 1,9 por ciento de los votos emitidos para senadores y el 2,59 por ciento del voto emitido para senador. Como dato curioso: la mayor emisión de votos nulos para senador tuvo lugar en Santa Cruz.
Por Adrián Ventura
De la Redacción de LA NACION
Dos triunfos del voto en blanco
SANTA FE.- Las elecciones legislativas del domingo último se definieron en favor del voto en blanco en dos localidades del sur santafecino: Alcorta, una localidad del departamento de Constitución, y Chañar Ladeado, del departamento de Caseros.
Así lo determinaron los números del escrutinio provisional realizado por la justicia electoral de Santa Fe en esas comunas -ambas con menos de diez mil habitantes-, que renovaron el domingo sus presidentes comunales (hecho que sucede cada dos años).
En Alcorta, votaron en blanco 2507 ciudadanos (el 55,5 por ciento), mientras que la lista del Frente Progresista Cívico y Social, que lidera el socialista triunfador en esta provincia, Hermes Binner, cosechó 2010 sufragios (equivalentes al 44,5 por ciento).
Muy parecidas fueron las cifras en la localidad de Chañar Ladeado, donde el voto en blanco sumó un 53,18 por ciento (1909 votos) frente a un 46,82 por ciento (1707 votos) del Frente Progresista Cívico y Social.
En tanto, en la localidad de Godeken, que se encuentra 299 kilómetros al sur de esta capital, en el departamento de Caseros, el voto en blanco salió segundo, con 413 sufragios, contra 664 del Frente para la Victoria.
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