A prisión por herir a un perro
Un estadounidense juzgado por haber apuñalado a un perro fue condenado a nueve años de prisión por un tribunal de Los Angeles.
Hugo Vargas, de 31 años, fue acusado de crueldad hacia los animales, un crimen según el Código Penal californiano. Fue encontrado culpable de dar un golpe con un cuchillo al perro de su sobrina, un pastor alemán de dos años llamado, en noviembre de 2005.
Herido en medio de los ojos, el animal sobrevivió pero la fiscalía pidió la condena máxima prevista por la ley, que son 10 años.
El Zoom
Un empleado se sienta en una hamaca en el recinto para elefantes del zoo de Hagenbeck, en Hamburgo, mientras un animal descansa bajo una sombrilla.
Agencias EFE y AFP
28 jul 2006
17 jul 2006
20 y 21 de julio del 2006
10 presidentes de américa visitarán nuestra ciudad. Es de esperar que de sus aceleradas conversaciones surjan políticas que hagan más llevadera la vida en este valle de lagrimas, y nos referimos en este especifico caso, a la brutal desigualdad y la horrorosa falta de oportunidades en toda nuestra (?) América.. Pueden estas personas, de verdad, querer aprovechar ese tiempo para armar una estrategia común, para aliviar la situación de los pueblos que los eligieron? En 2 dias donde debe descontarse el tiempo de los discursos, escuchar los himnos nacionales, izar y arriar banderas, desayunar, almorzar , cenar, subir y bajar de autos y aviones, saludar con la mano y desde lejos a quién sabe a quién. Sin olvidar los abrazos,estrechar manos y lavarse y peinarse y vestirse, no, imposible, no hat tiempo. Pero, seguro que armarán otra ruedita para repetir lo mismo, y asi sucesivamente. Porqué no tendrán un rato para pensar que mientras ellos viajen o no, hay gente que sufre, que tiene frío, que les pega a los hijos y a las mujeres y a los perros gatos y caballos, porque no alcanza...y en esa rabia golpea lo más cerca, y se emborracha, se droga lastima y mata en equivocados caminos, hasta..que se muere..y otro otros lo reemplazan velozmente en este siniestro tobogán de la decadencia. Para que tanto !! para unos pocos...y tan descomunal miseria para millones de seres humanos. Hasta donde van a tensar la cuerda, construir una càrcel es restar ladrillos a un hospital o una escuela. Hablan de miles de millones de superávit fiscal, comercial y financiero, pagan a bancos que nos hundieron al contado y sin descuento antes que venzan las obligaciones. Pero se subsidian a "empresarios" que en la vida idearon nada que no sea vivir y trampear el Estado que los hizo vivir, comer y educarse, para que ahora, en vez de decir gracias, soló se rien y festejan. Tienen que despertar de la burbuja en que viven, no se puede ser tan perverso, no se puede ni se debe comer de más, despues hay que ir al médico - prepaga - creen que es posible ponerse 2 trajes al mismo tiempo?, solo los payasos en el circo...creen que se puede manejar 2 autos al mismo tiempo ? es de tarados. Deseo fervientemente que haya en medio de tanto boato al pedo, una luz que ilumine y marque una senda de posible y mínima felicidad, todavía hay tiempo.- Amén
12 jul 2006
Importante nota sobre Malvinas
Miércoles 12 de julio de 2006
Noticias | Cultura | Nota
Los intelectuales del mundo y LA NACION
“Kirchner se equivoca sobre las Malvinas”
Opina el historiador Lawrence Freedman
LONDRES.– El 1° de abril de 1982, sir Lawrence Freedman –historiador inglés especializado en la Guerra Fría y teórico de los potenciales conflictos bélicos en la máxima escala mundial– fue nombrado profesor de Estudios de Guerra del King’s College de la Universidad de Londres. A los pocos días tenía una guerra de verdad para explicar a sus alumnos. “No podía creerlo –recuerda–. Mi carrera se había basado en estudiar nuestro pánico a la Guerra Fría, al desastre nuclear, pero de pronto vinieron las Falklands (Malvinas) y me di cuenta de lo poco que sabía sobre guerras que se pelean con soldados de verdad.”
Freedman dio un giro de 180 grados en sus intereses académicos y, desde entonces, se dedicó a las islas del Atlántico Sur. Después de publicar dos libros sobre el tema (“Gran Bretaña y la Guerra de las Malvinas" y "Señales de guerra: el conflicto de las Islas Malvinas de 1982", este último en colaboración con Virgina Gamba-Stonehouse, que se ocupó del lado argentino), el gobierno británico le encomendó la historia oficial de la Guerra de las Malvinas.
Tras ocho años de investigación y acceso irrestricto a todos los documentos clasificados que se mantienen bajo llave para los demás, Freedman publicó el año último dos tomos que salieron a la venta con el título " Historia oficial de la campaña a las Malvinas". El trabajo generó profundas controversias. Jan Cheek, del Consejo de Islas, declaró que el libro serviría como munición para que el gobierno argentino consiguiera quedarse con las Malvinas.
La entrevista se realizó en las oficinas que Freedman tiene como director del Departamento de Estudios de Guerra del King s College, en un moderno edificio al sur de Londres, casi pegado a la estación de trenes de alta velocidad a Francia. Freedman es sonriente y relajado, usa alternativamente los nombres "Malvinas" y "Falklands", sin pestañear, y se disculpa por un inexistente desorden, que achaca a la ausencia de su secretaria. Dice tener, en el fondo, un solo anhelo: "Lo que espero es que mi libro sirva para acabar con las teorías conspirativas británicas sobre el hundimiento del crucero General Belgrano. Las conspiraciones imaginarias me resultan particularmente irritantes", confiesa.
-¿Cree que el resultado de la guerra podría haber sido otro?
-Los argentinos podrían haberse salido con la suya, pero eligieron un muy mal momento para invadir, porque la armada británica estaba muy disponible. No hubiera sido así un par de meses después. El final también podría haber sido distinto, por ejemplo, si la Argentina hubiera reforzado la pista de aterrizaje de Port Stanley para poder usar más aviones de alta performance, o si hubiera atacado más barcos de logística, en vez de barcos de guerra. Y, sobre todo, si no hubiesen puesto tantas tropas en las Malvinas y, en cambio, se hubieran asegurado de que las que estaban en el frente estuvieran mejor equipadas. Todo esto hubiera ayudado al lado argentino. No fue una victoria fácil.
-¿Cuán importante fue el papel de Estados Unidos, y cuánto el de Chile?
-Los norteamericanos ayudaron a los británicos, y si bien fueron un factor importante no fueron decisivos en el resultado de la guerra. No estoy seguro de que la cosa hubiera sido distinta si los Estados Unidos se hubieran mantenido completamente neutrales. Chile fue menos importante, aunque no un factor trivial. Los chilenos siempre fueron cautelosos. No querían ser vistos como oponentes conspicuos de la Argentina y pusieron límites al apoyo que podían darle a Gran Bretaña. Pero estaban preocupados por la disputa sobre el Beagle, por si la Argentina se envalentonaba con el ataque y lograba una exitosa ocupación de las islas.
-¿Qué opina de las declaraciones de Jan Cheek?
-Cuando las hizo, él no había visto el libro. No sé por qué dijo lo que dijo. Espero haber sido justo respecto de los argumentos legales de ambas partes, pero lo que queda en evidencia es que el derecho a la posesión de las Falklands nunca fue puesto a prueba en una corte internacional. Su propiedad siempre resultó ser de quien fuera más fuerte en cada momento particular. Por eso creo que los argumentos legales, si bien no eran un tema secundario, no fueron históricamente tan críticos como la gente piensa. Obviamente, en la Argentina la creencia de que legalmente las islas les pertenecen es muy importante. En términos legales, creo que los británicos pueden hacer una mejor defensa que los argentinos respecto de la soberanía de las islas. Pero la realidad es que, históricamente, lo que definió su propiedad fue el uso de las armas.
-Recientemente, la Cancillería dijo que es ilícita y unilateral la decisión de ampliar las licencias de explotación pesquera en las islas Malvinas. La negociación de la soberanía pasó a ser la única condición para preservar los acuerdos de pesca y de exploración de petróleo firmados durante el gobierno de Menem. ¿Qué opina?
-De nuevo, que tener un discurso duro respecto de las Malvinas puede ser que lo ayude a Kirchner en temas domésticos, pero que no va a llevar a una transferencia de soberanía, ya que ningún gobierno británico va a responder a una presión así. La experiencia hasta ahora demuestra que, justamente, hacer que todo en las relaciones entre Gran Bretaña y la Argentina dependa de discusiones sobre la soberanía va a hacerle mucho más daño a la Argentina que al Reino Unido, sin siquiera hacer avanzar mucho el reclamo argentino. Por eso digo que sobre las Malvinas, Kirchner se equivoca.
-¿Qué hubiera pasado de no haber ocurrido la guerra?
-De no haber existido la guerra, las islas se hubieran vuelto progresivamente inviables para Gran Bretaña. Estaban perdiendo anualmente población, a partir de una base muy pequeña, y, eventualmente, algo se iba a tener que hacer. Pero al forzar el tema de esta manera, los argentinos hicieron que Gran Bretaña se decidiera a invertir en las islas, a interesarse por ellas y a cuidarlas como no lo había hecho antes. Yo dudo de que de no haber mediado la guerra se hubiera ofrecido una transferencia de soberanía inmediata. Sin embargo, se habría llegado a un punto en el cual se tendría que haber ofrecido a los isleños llevarlos de vuelta al Reino Unido y, a partir de entonces, un diálogo para la transferencia de la soberanía podría muy bien haber comenzado. Por supuesto que nadie puede estar seguro. Quién sabe si por alguna razón el gobierno británico hubiera tomado la repentina decisión de impulsar la emigración a las islas. Pero lo que sí está claro es que, al forzar el tema, definitivamente se llegó a otro resultado.
-¿Qué opina de la línea del actual gobierno con respecto a las Malvinas?
-Creo que es un gran error. Desde el punto de vista británico, sólo aumenta la sospecha en las islas y no va a llevar a nada. Gran Bretaña no va a negociar sin más la soberanía después de lo que pasó, pero creo que muchos en el Reino Unido estarían más que contentos de ver una buena relación con la Argentina y entre las Falklands y la Argentina. A partir de esa cooperación podrían surgir distintas alternativas. Pero las denuncias con línea nacionalista son contraproducentes. La Argentina tenía posibilidades y con la guerra las arruinó, así que nada va a salir de todo esto, salvo hacer más difícil la relación entre dos países que deberían ser amigos y que en otros temas son muy buenos amigos.
-¿Qué podemos aprender de la Guerra de las Malvinas?
-Me pone nervioso hablar de lecciones de una guerra, porque, en general, la única lección importante es que no debería haber existido. Pero reconozco que fue un conflicto que sirvió para mostrar, por ejemplo, la importancia del liderazgo militar: las tropas argentinas pelearon con valentía impresionante, pero no estaban bien entrenadas, equipadas ni dirigidas. Y mirando lo que pasa hoy en el mundo, lo que puede haber enseñado es que si se decide ir a la guerra es mejor hacerlo con apoyo internacional (algo que intentó, sin éxito, la Argentina) antes de que parezca algo unilateral.
-¿Cómo explica usted el hundimiento del Belgrano?
-El hundimiento del Belgrano fue un episodio que nos sacudió a todos. Nos mostró a todos que esto era algo en serio, pero ya había sido algo en serio desde la ocupación argentina de las islas. La Armada Argentina estaba planeando algo contra la británica y falló. Si hubiera tenido éxito, la controversia sobre el Belgrano hubiera sido muy distinta, y la armada británica hubiera sido amonestada por no haber actuado contra los barcos argentinos antes y no haber prevenido la pérdida de vidas británicas. La única razón por la que se hundió el Belgrano fue porque estábamos en un conflicto armado. Este es el tipo de cosas que pasan en una guerra. El Belgrano lo había estado haciendo, sólo que después dio media vuelta y estaba volviendo a la holding position cuando fue hundido. Pero había estado listo para atacar. Lo que fue un error del lado británico fue la inhabilidad para explicar todo esto. Luego se mezcló el tema diplomático, porque la Argentina se retiró de una posible iniciativa de paz como resultado. Los británicos mantuvieron todo como un secreto celosamente guardado después de la guerra, y eso dio la impresión de que había más para ocultar de lo que realmente había.
Por Juana Libedinsky
Para LA NACION
Para compartir.
Noticias | Cultura | Nota
Los intelectuales del mundo y LA NACION
“Kirchner se equivoca sobre las Malvinas”
Opina el historiador Lawrence Freedman
LONDRES.– El 1° de abril de 1982, sir Lawrence Freedman –historiador inglés especializado en la Guerra Fría y teórico de los potenciales conflictos bélicos en la máxima escala mundial– fue nombrado profesor de Estudios de Guerra del King’s College de la Universidad de Londres. A los pocos días tenía una guerra de verdad para explicar a sus alumnos. “No podía creerlo –recuerda–. Mi carrera se había basado en estudiar nuestro pánico a la Guerra Fría, al desastre nuclear, pero de pronto vinieron las Falklands (Malvinas) y me di cuenta de lo poco que sabía sobre guerras que se pelean con soldados de verdad.”
Freedman dio un giro de 180 grados en sus intereses académicos y, desde entonces, se dedicó a las islas del Atlántico Sur. Después de publicar dos libros sobre el tema (“Gran Bretaña y la Guerra de las Malvinas" y "Señales de guerra: el conflicto de las Islas Malvinas de 1982", este último en colaboración con Virgina Gamba-Stonehouse, que se ocupó del lado argentino), el gobierno británico le encomendó la historia oficial de la Guerra de las Malvinas.
Tras ocho años de investigación y acceso irrestricto a todos los documentos clasificados que se mantienen bajo llave para los demás, Freedman publicó el año último dos tomos que salieron a la venta con el título " Historia oficial de la campaña a las Malvinas". El trabajo generó profundas controversias. Jan Cheek, del Consejo de Islas, declaró que el libro serviría como munición para que el gobierno argentino consiguiera quedarse con las Malvinas.
La entrevista se realizó en las oficinas que Freedman tiene como director del Departamento de Estudios de Guerra del King s College, en un moderno edificio al sur de Londres, casi pegado a la estación de trenes de alta velocidad a Francia. Freedman es sonriente y relajado, usa alternativamente los nombres "Malvinas" y "Falklands", sin pestañear, y se disculpa por un inexistente desorden, que achaca a la ausencia de su secretaria. Dice tener, en el fondo, un solo anhelo: "Lo que espero es que mi libro sirva para acabar con las teorías conspirativas británicas sobre el hundimiento del crucero General Belgrano. Las conspiraciones imaginarias me resultan particularmente irritantes", confiesa.
-¿Cree que el resultado de la guerra podría haber sido otro?
-Los argentinos podrían haberse salido con la suya, pero eligieron un muy mal momento para invadir, porque la armada británica estaba muy disponible. No hubiera sido así un par de meses después. El final también podría haber sido distinto, por ejemplo, si la Argentina hubiera reforzado la pista de aterrizaje de Port Stanley para poder usar más aviones de alta performance, o si hubiera atacado más barcos de logística, en vez de barcos de guerra. Y, sobre todo, si no hubiesen puesto tantas tropas en las Malvinas y, en cambio, se hubieran asegurado de que las que estaban en el frente estuvieran mejor equipadas. Todo esto hubiera ayudado al lado argentino. No fue una victoria fácil.
-¿Cuán importante fue el papel de Estados Unidos, y cuánto el de Chile?
-Los norteamericanos ayudaron a los británicos, y si bien fueron un factor importante no fueron decisivos en el resultado de la guerra. No estoy seguro de que la cosa hubiera sido distinta si los Estados Unidos se hubieran mantenido completamente neutrales. Chile fue menos importante, aunque no un factor trivial. Los chilenos siempre fueron cautelosos. No querían ser vistos como oponentes conspicuos de la Argentina y pusieron límites al apoyo que podían darle a Gran Bretaña. Pero estaban preocupados por la disputa sobre el Beagle, por si la Argentina se envalentonaba con el ataque y lograba una exitosa ocupación de las islas.
-¿Qué opina de las declaraciones de Jan Cheek?
-Cuando las hizo, él no había visto el libro. No sé por qué dijo lo que dijo. Espero haber sido justo respecto de los argumentos legales de ambas partes, pero lo que queda en evidencia es que el derecho a la posesión de las Falklands nunca fue puesto a prueba en una corte internacional. Su propiedad siempre resultó ser de quien fuera más fuerte en cada momento particular. Por eso creo que los argumentos legales, si bien no eran un tema secundario, no fueron históricamente tan críticos como la gente piensa. Obviamente, en la Argentina la creencia de que legalmente las islas les pertenecen es muy importante. En términos legales, creo que los británicos pueden hacer una mejor defensa que los argentinos respecto de la soberanía de las islas. Pero la realidad es que, históricamente, lo que definió su propiedad fue el uso de las armas.
-Recientemente, la Cancillería dijo que es ilícita y unilateral la decisión de ampliar las licencias de explotación pesquera en las islas Malvinas. La negociación de la soberanía pasó a ser la única condición para preservar los acuerdos de pesca y de exploración de petróleo firmados durante el gobierno de Menem. ¿Qué opina?
-De nuevo, que tener un discurso duro respecto de las Malvinas puede ser que lo ayude a Kirchner en temas domésticos, pero que no va a llevar a una transferencia de soberanía, ya que ningún gobierno británico va a responder a una presión así. La experiencia hasta ahora demuestra que, justamente, hacer que todo en las relaciones entre Gran Bretaña y la Argentina dependa de discusiones sobre la soberanía va a hacerle mucho más daño a la Argentina que al Reino Unido, sin siquiera hacer avanzar mucho el reclamo argentino. Por eso digo que sobre las Malvinas, Kirchner se equivoca.
-¿Qué hubiera pasado de no haber ocurrido la guerra?
-De no haber existido la guerra, las islas se hubieran vuelto progresivamente inviables para Gran Bretaña. Estaban perdiendo anualmente población, a partir de una base muy pequeña, y, eventualmente, algo se iba a tener que hacer. Pero al forzar el tema de esta manera, los argentinos hicieron que Gran Bretaña se decidiera a invertir en las islas, a interesarse por ellas y a cuidarlas como no lo había hecho antes. Yo dudo de que de no haber mediado la guerra se hubiera ofrecido una transferencia de soberanía inmediata. Sin embargo, se habría llegado a un punto en el cual se tendría que haber ofrecido a los isleños llevarlos de vuelta al Reino Unido y, a partir de entonces, un diálogo para la transferencia de la soberanía podría muy bien haber comenzado. Por supuesto que nadie puede estar seguro. Quién sabe si por alguna razón el gobierno británico hubiera tomado la repentina decisión de impulsar la emigración a las islas. Pero lo que sí está claro es que, al forzar el tema, definitivamente se llegó a otro resultado.
-¿Qué opina de la línea del actual gobierno con respecto a las Malvinas?
-Creo que es un gran error. Desde el punto de vista británico, sólo aumenta la sospecha en las islas y no va a llevar a nada. Gran Bretaña no va a negociar sin más la soberanía después de lo que pasó, pero creo que muchos en el Reino Unido estarían más que contentos de ver una buena relación con la Argentina y entre las Falklands y la Argentina. A partir de esa cooperación podrían surgir distintas alternativas. Pero las denuncias con línea nacionalista son contraproducentes. La Argentina tenía posibilidades y con la guerra las arruinó, así que nada va a salir de todo esto, salvo hacer más difícil la relación entre dos países que deberían ser amigos y que en otros temas son muy buenos amigos.
-¿Qué podemos aprender de la Guerra de las Malvinas?
-Me pone nervioso hablar de lecciones de una guerra, porque, en general, la única lección importante es que no debería haber existido. Pero reconozco que fue un conflicto que sirvió para mostrar, por ejemplo, la importancia del liderazgo militar: las tropas argentinas pelearon con valentía impresionante, pero no estaban bien entrenadas, equipadas ni dirigidas. Y mirando lo que pasa hoy en el mundo, lo que puede haber enseñado es que si se decide ir a la guerra es mejor hacerlo con apoyo internacional (algo que intentó, sin éxito, la Argentina) antes de que parezca algo unilateral.
-¿Cómo explica usted el hundimiento del Belgrano?
-El hundimiento del Belgrano fue un episodio que nos sacudió a todos. Nos mostró a todos que esto era algo en serio, pero ya había sido algo en serio desde la ocupación argentina de las islas. La Armada Argentina estaba planeando algo contra la británica y falló. Si hubiera tenido éxito, la controversia sobre el Belgrano hubiera sido muy distinta, y la armada británica hubiera sido amonestada por no haber actuado contra los barcos argentinos antes y no haber prevenido la pérdida de vidas británicas. La única razón por la que se hundió el Belgrano fue porque estábamos en un conflicto armado. Este es el tipo de cosas que pasan en una guerra. El Belgrano lo había estado haciendo, sólo que después dio media vuelta y estaba volviendo a la holding position cuando fue hundido. Pero había estado listo para atacar. Lo que fue un error del lado británico fue la inhabilidad para explicar todo esto. Luego se mezcló el tema diplomático, porque la Argentina se retiró de una posible iniciativa de paz como resultado. Los británicos mantuvieron todo como un secreto celosamente guardado después de la guerra, y eso dio la impresión de que había más para ocultar de lo que realmente había.
Por Juana Libedinsky
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9 jul 2006
NUESTRA PATRIA
Hoy, celebramos un año más de nuestra Independencia.
Ojalá nos sirve de inspiración para ser mejores, y para que demos, segun los niveles de responsabilidad, muestras elocuentes de testimonio fuerte de querer, de verdad, avanzar hacia una mejor distribución de la riqueza, para no sufrir la ignominia de que muchos niños mueran de hambre en un país que genera alimentos para el mundo.
Ojalá trabajemos más para preveer y enseñar palotes y tecnología para nuestros hombres y mujeres.
Ojalá pensemos en el mañana.
Ojalá nos sirve de inspiración para ser mejores, y para que demos, segun los niveles de responsabilidad, muestras elocuentes de testimonio fuerte de querer, de verdad, avanzar hacia una mejor distribución de la riqueza, para no sufrir la ignominia de que muchos niños mueran de hambre en un país que genera alimentos para el mundo.
Ojalá trabajemos más para preveer y enseñar palotes y tecnología para nuestros hombres y mujeres.
Ojalá pensemos en el mañana.
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