14 nov 2006

De terror




Una epidemia de inseguridad
Max Seitz
Max Seitz
BBC Mundo, Argentina

Policía argentino
Los argentinos sienten que la situación de criminalidad ha empeorado.

Es para no creer: cuando estaba terminando este informe especial sobre la inseguridad en Argentina me robaron.

Qué ironía. Una noche salí de la oficina para comprar una edición de la revista Caras y Caretas sobre la delincuencia en este país y cuando me disponía a pagarla noté que me faltaba la billetera.

Desapareció de mi bolso en un tramo de tan sólo dos cuadras en plena avenida Corrientes, en el centro de Buenos Aires.

La inseguridad es algo que afecta a todos en Argentina, sin distinción de clases sociales. Así lo indican los testimonios que recogimos de una comerciante, un escritor y un portero de edificio a quienes distintos hechos les han cambiado sus vidas para siempre.

Estudios comparativos de datos oficiales muestran que la cantidad de delitos ha aumentado más de un 180% en las últimas dos décadas.

En un país que tiempo atrás se consideraba seguro, ha crecido la criminalidad juvenil y el nivel de violencia contra grupos vulnerables como los ancianos, y hoy es posible perder la vida al ser robado o secuestrado.

Entrevistamos a León Arslanian, ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, la que registra más delitos en Argentina. Arslanian nos contó cómo se está haciendo frente al problema.

Hay otro gran problema: según el Registro Nacional de Armas (Renar), al lado de los dos millones de pistolas o revólveres registrados hay 150.000 que circulan ilegalmente.

Éste parece un dato conservador, porque algunos observadores afirman que el número de armas en el mercado negro equipara al de las legales.

Preocupados y divididos

Policía argentino
La ola de inseguridad comprende desde robos simples hasta crímenes más serios.

Lo cierto es que, en Argentina, el índice de delincuencia es inferior al de otros países latinoamericanos como Brasil, Colombia y Venezuela.

Sin embargo, la preocupación de los argentinos por la inseguridad figura entre las más elevadas del mundo, según una encuesta internacional realizada en 40 naciones. Sólo los sudafricanos los superan.

Y no sólo hay una clara distinción entre realidad y percepción. Argentina también está profundamente dividida en cuanto a cómo hacer frente a la creciente criminalidad.

Mientras que la derecha reclama mano dura, la izquierda pide más acciones contra los problemas sociales que originan la delincuencia.

Por un lado está el empresario Juan Carlos Blumberg, cuyo hijo Axel fue secuestrado y asesinado hace dos años. En los últimos tiempos, Blumberg ha encabezado cuatro multitudinarias protestas en reclamo de más acciones y penas contra los delincuentes.

Y del otro lado, entre quienes piden más acciones sociales figuran, por ejemplo, el Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel y grupos de derechos humanos.

A pesar de estas divisiones, pocos dudan que la desigualdad parece ser una de las principales causas -si no la fundamental- de la delincuencia.

Así pudimos comprobarlo al visitar una escuela situada entre opulentos barrios cerrados o "countries" y zonas marginales, un establecimiento donde la inseguridad va a clases.

Seguridad privatizada

Marcha en protesta por la inseguridad en Argentina
La ciudadanía ha organizado marchas de protesta ante la situación de inseguridad.

Entre tanto, por precaución muchos contratan los servicios de empresas de seguridad, un rubro que ha tenido un crecimiento sin precedentes.

A los centenares de miles de guardias privados se los ve por doquier: en comercios, oficinas, bancos, edificios de apartamentos, "countries" y colegios. Quienes les pagan dicen que es la única forma de protegerse del delito ante la falta de presencia policial.

Se calcula que en el último año este mercado ha obtenido ganancias por US$2.000 millones.

¿Estamos ante una fuerza policial paralela? Las compañías de seguridad lo niegan y el gobierno asegura que no ha delegado funciones en ellas.

Tras las rejas

Finalmente, el aumento de la criminalidad en Argentina ha tenido un reflejo en la población carcelaria.

Según el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, el número de personas en las prisiones del país asciende a cerca de 65.000.

Esperamos que este informe especial los invite a una amplia reflexión sobre la inseguridad, un problema que, con sus diversas ramificaciones, no sólo afecta a Argentina sino también al resto de América Latina.

Muchos de los penales están superpoblados y un 60% de los reclusos están procesados pero no tienen condena, es decir que son técnicamente inocentes.

Se habla mucho del incremento de la delincuencia en Argentina, pero poco se menciona este detalle: que en el último año ha crecido hasta un 15% la criminalidad femenina.

Según las autoridades, en la mayoría de los casos las mujeres que están en las prisiones fueron apresadas por tráfico de drogas y complicidad en secuestros.

Visitamos una cárcel de máxima seguridad en Ezeiza, a más de 30 kilómetros al sur de Buenos Aires, para ver cómo viven las internas.

Esperamos que este informe especial los invite a una amplia reflexión sobre la inseguridad, un problema que, con sus diversas ramificaciones, no sólo afecta a Argentina sino también al resto de América Latina.


Colaboró con la producción Makarena Gagliardi.

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