7 nov 2006

Radiografía

Muy Buena Nota

El incendio y las vísperas

Publicado el martes 7 de noviembre de 2006 a las 19:37

El poder vacante (III): El Frente Encuestológico de la Victoria no fracasó. Lo que no funcionó fue el fraude.
Beatriz Guido,
in memoriam

por Joaquín Van Der Ramos
especial para JorgeAsisDigital

Quien se desmorona, abruptamente, es Kirchner.
Conmovedoras consecuencias, ligeramente involuntarias, del magnetismo espiritual de San Miguel Arcángel.
El Cardenal, desafiado, lo sacó, del cuadrilátero, al Presidente desafiador.

De todos modos, los argentinos debieran asumir el compromiso moral de sostener al Presidente.
Para que el Estadista no sea reemplazado, por ejemplo, por el senador Pampuro.
Y para que Kirchner llegue, con pilas alcalinas, alcanfor y respiración artificial. Al menos, hasta octubre del 2007.

Ocurre que el desgajamiento dista de ser paulatino. Mantiene una tensa precipitación, que no alcanza a ser registrada por las encuestas, que declinan.
Y no sólo porque declinan los prestigios incendiados de ciertos encuestadores. Tratados, inmerecidamente, en conjunto, aunque sea un bloque con diferenciaciones.
Soldados, en la práctica, de la primera línea de combate del edema inflamado del kirchnerismo.

Los que se incendiaron, son determinados consultores enrolados en el Frente Encuestológico de la Victoria.
Extraordinario engendro de infantería artificial. La instancia que mejor le funcionaba, hasta el domingo, al Presidente cada día más débil.


Arrebatos

Es injusto, en realidad, que se la tomen, los arrebatadores que toman distancias, todos juntos, con Artemio.
Aunque Artemio sea el emblema referencial de Artemiópolis.
Y que se prescinda, en los arrebatos formales de la crítica, del Centro de Estudios de la Opinión Pública. Alias el CEOP.
Trátase del Centro que dibujó también sus sobrias barbaridades, numéricamente equiparables a las de Artemio.
Aunque ningún crítico benigno se atreve, siquiera, a subrayar las barbaries redituablemente estadísticas del CEOP.
Porque, aunque lo dirija un tal Backman, el CEOP es un quiosco ampuloso, que se adscribe a la convalecencia del Grupo Clarín.
Especializado en superpanchos electorales, que se aderezan con mostaza de utilería. Menos rústicos que los superpanchos que se trafican desde Página 12.

Para proseguir con la placidez del oficio, los sudorosos muchachos del Frente Encuestológico de la Victoria tendrán que aportar, en adelante, otras explicaciones. Más convincentes, sobre todo para la sociedad cautiva que, sin otra alternativa, los digería.
Aunque se sospechara, con desconfianza infinita, que representaban, en la periferia, a la ofensiva de la estrategia kirchnerista. Conjunción de infantilismos que vulnerara, sin atisbos de piedad, el San Miguel Arcángel.

Al fin y al cabo, los encuestólogos resultaron infinitamente más eficaces que otros cuerpos de infantería. Por ejemplo, los insignes portadores de medialunas del Compromiso K.
O que los traficantes de la entelequia misteriosa del Partido de la Victoria.
Manifiestas inutilidades. Imposibles armados de caciques sin indígenas que disputan entre sí. Y finalmente entregan, al Presidente anémico, hacia el partido. Al estupor de pragmáticos incorregiblemente asociados, que prefiere llamar, en su fragilidad, el Pejotismo.

De manera que San Miguel Arcángel lo arrastra, a Kirchner, hacia la plenitud de la ratonera del Partido Justicialista. El que supo degradar, con desaires chiquilines.
Porque Kirchner, sin saberlo, siguió el esquema de Dick Morris. Aunque en versión berreta. Podía haber recurrido a la UCA, para que se lo explicara, con ademanes, Martínez Pandiani.
Consiste en crecer, hacia la sociedad independiente, a partir del desmedro del partido de pertenencia.
Un versito articulado que podía caberle a Tony Blair.

El secreto consiste en apoyarse en los dispendios virtuales de la Caja, y en las primeras baterías, las encuestológicas, del Frente.
Navegar, con viento de cola económico, como sostiene Massot. Entre elogios masificados de la prensa que responde a las artesanías de Hadad. E invocaciones celestiales hacia la magia de las trasversalidades y las concertaciones imaginarias.
Apoyarse, además, en aventureros de las organizaciones sociales. Intentar nuevas estructuras políticas, junto a un abanico de atorrantes estremecedores que se arriman con la medialuna enarbolada. Para mojarla.
Alquilar, sobre todo, Intendentes Kash.

Tanto alboroto para regresar, al final, a “la casita de los viejos”. Lo único real. El vientre matriarcal del Partido Justicialista.
Donde, en lugar de recibirlo un viejo criado, a Kirchner lo recibe la patética realidad de la anarquía.
De todos modos, el PJ, intervenido por Ramón Ruíz, el Natalio Pescia del peronismo, a pesar de todo, puede salvarlo.
Aunque en la salvación del “pejotismo” radica precisamente la ceremonia implícita de la autodestrucción.

San Miguel Arcángel, en operaciones, es irreductible.


Anemia

Hasta que duró la falsa fortaleza, los encuestadores del Frente le ofrecieron, a la anemia de Kirchner, un sustancial servicio político de contratación.
La faena del ablandamiento que arrastraba una contundente extorsión. Indispensable para atemorizar, por anticipado, a los virtuales confrontadores.
Mientras tanto, Kirchner crecía, a partir, sobre todo, del temor. Que precisamente ahora se le pierde.

Por lo tanto, resultaba imposible hacerle la contra a un Presidente que mantiene una imagen superlativa. Del 99 por ciento. Con una intención de voto del 98.5.
Con JorgeAsísDigital, para desestructurarlo, no alcanzaba.

Lo peor del pecadillo es que, según nuestras fuentes, los encuestólogos que se incendiaban sabían, en las vísperas, que triunfaba, en Misiones, el No.
Como lo sabía, por ejemplo, el señor Mazzón, alias El Chueco.
Y hasta la señora Cristina. Ella intentó, según nuestras fuentes, disuadir al socio conyugal, para que no se desplazara al precipicio electoral de Posadas.
Para evitarle el ridículo de ser empomado, contranaturalmente, por el Cardenal.

Sin embargo Kirchner se desplazó hacia el precipicio. Confiado en que su presencia iba a modificar los valores.
Kirchner cometió el error de creer en los efectos de su propia medicina genérica. Tomó en serio los números positivos, aportados por los militantes rentablemente alquilados.
Los consultores, lejos de ser tontos, rápidos para cobrar como para analizar, sabían que nunca el Si podía ganar.
Conste que aún no había aparecido Piña con la remerita cruel del San Miguel Arcángel.


Garbarino

En definitiva, el Frente Encuestólogico de la Victoria no fracasó.
Sus integrantes no pueden, por pudor, transmitir las razones justificatorias. Implicaría la aceptación de cierta connivencia metodológica.
Porque lo que no funcionó, en Misiones, fue el Fraude. El mecanismo que debía torcer la elección. El fraude.
Demasiada confianza depositada en la eficacia de los artefactos de Garbarino. En los miles de DNI, y en otros perdonables recursos de la nueva política.
Módicas muestras de satanismo menor. Que San Miguel Arcángel derribaría, desde su estampita, con asombrosa facilidad.

Joaquín Van Der Ramos

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