5 nov 2005

Esto, sí, es una radiografía.

La sociedad argentina es patética, y por cierto que sus políticos y empresarios tienen una gran responsabilidad en toda esta cuestión pero ¿y los periodistas, qué? Algunos de ellos dan lástima, y la mayoría de los medios de comunicación producen contenidos para un país 'a lo Kirchner', mediocre y que no ve más allá de su ombligo. Patéticos. POR EDGAR MAINHARD



Para los medios de comunicación argentinos, la Contra-Cumbre fue más importante que la Cumbre. Pero, ¿qué fue lo importante de la Contra-Cumbre? ¿El tren de Diego Maradona y Miguel Bonasso, que con presupuesto estatal llevó a los militantes al estadio mundialista marplatense a vivar a Hugo Chávez? (De paso, ¿Ud. cree que la CIA no informó ya a George Bush cómo se pagó ese transporte y qué relación mantienen los viajeros con el gobierno de Néstor Kirchner?)

Todo lo ocurrido en el estadio mundialista marplatense fue puro folklore alfonsinista de los '80, aquellos días cuando Raúl Alfonsín intentó enseñarle política exterior a Ronald Reagan en los jardines de la Casa Blanca y los periodistas argentinos festejaban. Pobres ignorantes. La Argentina iniciaba una crisis profunda cuyo resultado fue Carlos Menem.

Por supuesto que la Contra-Cumbre podría resultar más interesante que la Cumbre, ya que hay algunos líderes del movimiento antiglobalización muy inteligentes. Por ejemplo, James Petras, Pierre Bourdieu. Michael Albert o bien el alemán Michael Ehrke. Pero ninguno de ellos llegó hasta la ciudad de Mar del Plata, donde el liderazgo globalifóbico lo ejercieron Diego Armando Maradona, un bendecido por la globalización del deporte y los medios de comunicación, y Hugo Chávez Frías, un hombre que abusa por tener petróleo abundante en días del barril a US$ 60 o más, pero que no ha logrado convertir a Venezuela en una nación pujante.

Sin embargo, ahí estaban los medios y los periodistas, subidos a este absurdo de verificar quién es más anti-Bush, como si a Bush le importara que en una lejana comarca que siempre le pide ayuda, o bien dinero, y cuya única referencia es 'Manu' Ginóbili, la gente lo quiera más a Fidel Castro que a Bush.

Al fin de cuentas, Bush levantará los hombros y dirá: "Conozco cubanos dispuestos a morir ahogados con tal de llegar a Miami, pero no conozco a estadounidenses dispuestos a ahogarse con tal de llegar a Cuba".

Pero la Argentina de Néstor Kirchner es diferente a la Argentina de los '90, que vivó en las calles de la Ciudad Autónoma al padre de este Bush; ahora la Argentina cambió la onda y ha decidido que el hijo de aquel Bush merece que lo repudien, más allá de que gracias a él la administración Kirchner llegó donde llegó, y ganó las elecciones de hace unos días.

Los argentinos están enojados con USA por alguna razón, que no precisan. Al fin de cuentas la devaluación de 2002 fue responsabilidad de la sociedad argentina, ¿o Hugo Moyano, que mandó pegar afiches contra Bush y el ALCA, no pedía a gritos la ruptura de la Convertibilidad?

Esto es tan elemental que no merece ni analizarse, pero ahí van los movileros y los jefes de los movileros, dispuestos a darle protagonismo a Hugo Chávez Frías o a 200 inadaptados que hicieron un poco de barullo en la Cumbre.

Mientras Chávez gritaba en Mar del Plata, cerraba una orden de compra de buques brasileños para Venezuela por US$ 3.000 millones cuando en la Argentina solamente contrató en Río Santiago por US$ 112 millones.

Pero los argentinos estaban felices con Chávez. Y con los desórdenes, que daba cierto 'aire' a 1er. Mundo, porque ya se sabe que no puede haber Cumbre sin desórdenes.

Sin embargo,, la sociedad argentina es tan decadente que ni siquiera sabe armar quilombo en serio. Porque los globalifóbicos en Canadá tuvieron en jaque a las fuerzas armadas durante 24 horas; en Italia fue una batalla campal palo y palo durante 2 días; en Seattle tuvieron que evacuar a todos los mandatarios presentes... y en la Argentina la situación ni siquiera dio para hablar de este tema durante 72 horas, con el mismísimo Bush presente...

No obstante, hay cuestiones más interesantes en la cobertura periodística de la Cumbre.

Los periodistas y los medios para los que ellos trabajan miran no más lejos de su propia ombligo, igual que los políticos y los empresarios. Esta sociedad argentina es de cabotaje. Néstor Kirchner ha logrado triunfar porque él es equivalente al promedio de los líderes de opinión argentinos: no ven más allá de su terruño.

Por ejemplo, Chile y Perú mantienen un conflicto limítrofe que tiene en vilo a ambos países, tal como no ocurría desde hace décadas, y Perú acaba de aprobar una ampliación de su mar territorial que Chile no acepta, ¿algún periodista argentino informó sobre esto, encontrándose presentes Ricardo Lagos y Alejandro Toledo, y habiendo intentado interesar Lagos al gobierno argentino sobre su problemática?

Por ejemplo, Venezuela y Colombia otra vez tienen un problema luego de que Chávez acusó a la fuerza de seguridad especial DAS, de Colombia, de intentar espiar o sabotear al gobierno venezolano, y estaban en Mar del Plata tanto Hugo Chávez como Álvaro Uribe, ¿algún periodista se interesó en este tema?

Por ejemplo, Luiz Inácio Lula da Silva mantuvo un desprecio absoluto hacia la Cumbre organizada por la Argentina, contrapartida del desaire que le hizo Kirchner faltando a la reunión con los países árabes que había armado Lula meses atrás, ¿alguien exploró esta cuestión a 24 horas del encuentro de Lula y Bush que será más largo que el de Bush y Kirchner?

Por ejemplo, el presidente Tabaré Vázquez, de Uruguay, tomó distancia de su colega argentino porque no le interesaba abordar un tema en el que se ha comprometido totalmente, que es la construcción de un polo celulósico-papelero en la localidad de Fray Bentos, ¿qué se cubrió al respecto durante la jornada?

Ahora, si los periodistas argentinos afirman que les importa mucho Latinoamérica, ¿qué es lo que les importa de Latinoamérica ya que los problemas actuales de Latinoamérica no les provocan alguna atención?

Los periodistas locales se asemejan a Néstor Kirchner, quien convoca a una Cumbre que debe abordar cómo ampliar el comercio regional, pero termina hablando de los logros de su Gobierno y de las injusticias del intercambio, cuando perdió una oportunidad de plantear alguna iniciativa interesante que lo convirtiera en líder regional.

Ocurre que a Kirchner no le importa ser un líder regional. Él sigue siendo el gobernador de Santa Cruz, que nunca trascenderá de la Quinta de Olivos, le importa un bledo la política exterior y solamente quiere ahora un canciller que sea bueno haciendo negocios, y por eso elegirá a Carlos Bettini, un lobbyista profesional, nunca un estrategia de la diplomacia.

A Kirchner lo único que le importaba de la Cumbre era 'manguear' a Bush la ayuda que necesita para reestructurar la deuda con el FMI, y a Bush lo único que le importaba era avanzar en el Área de Libre Comercio de las Américas.

¿Que el ALCA es insuficiente, una iniciativa que ha sido sustituida por los tratados de libre comercio bilaterales que USA suscribe desde que Bush tiene el 'fast track'? Sí, correcto.

Pero era Kirchner quien necesitaba del apoyo de Bush, y no viceversa. No obstante, Kirchner no concedió nada acerca del ALCA y pretendía llevarse algo sobre el FMI, como si Bush fuese un estúpido, o algo semejante. Por cierto que Kirchner obtuvo un No del Gobierno estadounidense y ahora que se arregle Lino Gutiérrez, el embajador casi jubilado que habita la sede diplomática de USA en la Ciudad de Buenos Aires y había vendido algo más promisorio para Kirchner.

Luego, sobre el filo de la tarde, cuando Kirchner habló, los desórdenes, no más allá que lo que duró el discurso de Kirchner pero suficiente para que algunos funcionarios crean posible que los diarios del sábado hablen más de los desórdenes que del fracaso diplomático argentino.

En los '70, lo primero que sabía un periodista era que cuando comenzaban los gases lacrimógenos había que mojar un pañuelo y ponérselo sobre la nariz; ahora los movileros que llegan a estos escenarios no saben ni eso, y hablan con voz entrecortada por radio mientras se sofocan como si estuviesen en Bagdad. Bien que cuando debieron ir donde se quemaban vagones en la estación de Haedo, ninguno fue y se quedaron donde no había peligro alguno...

En definitiva, periodistas y medios son tal para cual con este gobierno de Kirchner. Se corresponden, probablemente se necesiten y ambos construyan la Argentina Clarín que tenemos, y que ellos asumen con orgullo. Pero el mundo no está aqui. El mundo está en otra parte y, lamentablemente, quienes quieren entrar al mundo hoy día no podrán hacerlo desde esta Argentina.

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U24, Ciudad de Buenos Aires, Argentina, 2005.

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